sábado, 14 de mayo de 2016

Hazlo

Vuelvo a casa, borracho, de un maravilloso concierto de un maravilloso y mítico grupo, The Buzzzcocks. Bailando, bebiendo, disfrutando soy consciente de que soy libre. Ahora cuando te cuento esto y antes cuando escuchaba, bailaba y disfrutaba a los Buzzcocks y tantos otros, libre tú y libre yo. Y miro a mi alrededor... no es como antes, que tanto costó... la Libertad. La libertad, sobre todo de pensamiento, cuando no había corrección ni política ni de ningún tipo, y cuando decías lo que te daba la gana, pensando o sin pensar, y te daban igual las consecuencias... si es que las había, más allá de un dolor de cabeza al día siguiente de todo lo que había pasado por tu cuerpo... Libertad, sin ningún tipo de consecuencias más allá de tocar los cojones, pues de eso se trataba. No había más carga de profundidad que violentar, per sé, las narices y el pensamiento a los demás. Nada más. Nada menos.
Ahora no. Pues que se jodan.



Tutti frutti. ¿Hay algo mejor que la mezcla? Pues a bailar, a soñar, a gozar. A vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario