viernes, 30 de noviembre de 2012

Buscando el lado bueno de las cosas imperfectas

Días de furia y desesperación donde los encuentros y desencuentros van y vienen. Males que no cesan, pesares que no se quitan, terremotos pasionales, volcanes en mantenida erupción. Buscas la paz en medio del fragor pero ese estrépito constante en el alma te impide que la serenidad gane una batalla que de antemano das por perdida. Estás jodido pero no aburrido.
Alguien que conozco, hace poco me dijo que la vida no solo es dura es que además la realidad es tozuda. Pues yo también. Empeñarse no solo es meritorio sino imprescindible aunque muchas veces sea estéril, pero mientras queden fuerzas y fe debes enfrentarte a todo aquello que no te hace bien. Pensar que este mundo y todo lo que hay dentro de él puede ser mejor es necesario para que la vida, tal cual es, no te derrote con su dura realidad.


El mundo es un rincón imperfecto en el que vivir y aquí voy seguir porque no hay nada más aburrido que la perfección.

martes, 27 de noviembre de 2012

Historias de una mañana de otoño

Esa nube que lucha por tapar definitivamente el poco azul con que hoy amaneció el cielo parece cargada más que de lluvia, de malas intenciones. Amenaza con descargar desasosiego y baja autoestima a repartir discrecionalmente entre los valientes viandantes y los heróicos ciclistas que se han atrevido a salir con todas las consecuencias que un invierno otoñal puede suponer sobre sus sufridas cabezas y ateridos cuerpos.

El padre mira al hijo y sin mediar palabra pero con una mirada cómplice emprenden el camino mañanero en dirección al futuro: él a su trabajo y él a su clase. No necesitan hablar, simplemente el tacto y la vista son los sentidos que dirigen el sentido de sus destinos. Hijo agarra la mano de padre; padre cierra los ojos y es feliz. Son dos, pero uno.

Un tendero sube con esfuerzo la persiana metálica de su pequeño local. Lo hace lenta, parsimoniosamente, como si no quisiera que llegara nunca al techo; como si quisiera que nunca se acabara el día que ha decidido que no puede más, que ya está bien, que lo deja y se va. Se siente como un deshauciado porque ese local ha sido su verdadera casa los últimos años y ahora tiene que abandonarla. El hombre nota que cuando baje por última vez la persiana al caer la noche, dejará de ser quien ha sido hasta ahora. Pero sonríe porque aunque aquí ya no será más, allá será otros yoes.


Gris pero color. Muerte pero vida. Final pero principio. Exacta confusión, matiz genérico, borrosamente claro, un poco de mucho, todo de casi nada. Ni invierno ni verano.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Ese feliz invento

Te adoro, te rechazo, te deseo, te llamo, te busco, te insulto, te sigo, te olvido, te respeto, te recuerdo, te miro, te imito, te despido, te saludo, te digo, te callo, te doy, te quito, te como, te odio, te compro, te vendo, te libro, te ato, te grito, te susurro, te acerco, te dejo, te quiero.
Si tienes algo que decir, mejor con música.


Bendita música, la forma más precisa de comunicar sentimientos inventada por el ser humano.

martes, 20 de noviembre de 2012

¿Cómo te reconoceré?

Hace frío. Bueno, no es que el termómetro esté por los suelos pero esta asquerosa humedad hace que me tiemblen hasta los huesos. En realidad no tengo claro si es solo por el frío o también porque estoy nervioso esperando a que por fin aparezcas.
No sé muy bien quien eres, hace poco que nos conocemos y solo te he visto una vez pero después de todo este tiempo de mensajes cruzados, miradas furtivas, deseos callados, suaves palabras algo mucho más grande debía pasar entre nosotros.
Conexión inexplicable, serendipia o casualidad: telepatía emocional. Los dos hemos llegado al mismo punto, sabemos que el momento es ahora, que después de haber recorrido otros caminos con gente distinta experimentando triunfos, fracasos, ilusiones, desengaños, pasiones, traiciones, risas y dolor, ahora debíamos encontrarnos para dejar todo atrás y empezar algo realmente nuevo. Y sentir que por fin estamos vivos de verdad.
Hace frío y aún no has venido.


Me reconocerás entre la gente porque seré la única que en ese lugar lleve unos vaqueros.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Antítesis

No me gusta mi trabajo. No me pone.
Me gusta mi trabajo. No me quita.
No me gusta mi trabajo. No tengo a donde mirar.
Me gusta mi trabajo. Nadie me mira.
No me gusta mi trabajo. La gente es aburrida.
Me gusta mi trabajo. La gente no da la plasta.
No me gusta mi trabajo. No sé por dónde empezar.
Me gusta mi trabajo. Sé cuándo hay que terminar.
No me gusta mi trabajo. Me da qué pensar.
Me gusta mi trabajo. Me hace no pensar.
No me gusta mi trabajo. Me roba horas de vida.
Me gusta mi trabajo. Me da para vivir.
No me gusta mi trabajo. Lunes que duran 96 horas.
Me gusta mi trabajo. Viernes que duran minutos.
No me gusta mi trabajo. Ir es cuesta arriba.
Me gusta mi trabajo. Venir es cuesta abajo.
No me gusta mi trabajo. Tengo jefes.
Me gusta mi trabajo. Los jefes no están.
No me gusta mi trabajo. No sé explicar en qué trabajo.
Me gusta mi trabajo. Trabajo.


No me gusta mi trabajo. Me gustas tú.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Que se pare el tiempo

Oye, han llamado a la puerta de nuevo. Quien quiera que sea ha pasado de utilizar el timbre y esta vez ha aporreado la madera. Ssshh... calla, no digas nada, no estamos para nadie, metámonos bajo las sábanas. Estoy tan bien aquí contigo... ¿es que ya no respetan nada? Ya pueden llamar todo lo que quieran, no pienso abrir... ¿no se dan cuenta de que no voy a abrir? Espero que los mayas acierten, que se vaya el mundo a la mierda y pronto no quede nadie. Nadie menos tú y yo. 

Contigo me siento bien, me siento fuerte, nada me parece imposible a tu lado, tu compañía no es como las demás, eres especial. Qué sería de mí si no te viera cada día; es tan duro cuando llega el momento de irme que aunque haya sido hace un minuto ya me parece ayer. O un año. Cada vez que estamos juntos quiero parar el tiempo. Necesito verte mañana, pasado, siempre; llegar aquí y saber que estás porque este lugar es fantástico como si estuviera hecho solo para nosotros.

Otra vez. Dejen de golpear la puerta, dejen de gritar. Pero qué les hemos hecho ¿qué hora es para molestar de esta manera? Déjennos en paz.


- ¡Eh imbécil! Sal de una puta vez que ya es la hora. No te voy a hacer rebaja por mucho que vengas por aquí. La chica tiene que seguir trabajando y si quieres estar más, pagas otra vez.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El sentido de la vida

Estas cuatro paredes me las conozco de memoria. Sé dónde está cada desconchón, cada grieta, cada irregularidad. Después de todo casi me encuentro cómodo aquí puesto que poseo en grandes cantidades las dos cosas que más aprecio: el tiempo y el silencio. Pero también me sobran la oscuridad, la humedad, el calor sofocante y ese permanente olor acre que se cuela por la rendija de la puerta y que se ha hecho fuerte en este lugar y en mi cabeza. La cosa no sería tan mala si recibiera alguna visita, alguien que me hiciera romper con esta triste monotonía, pero hace años que el resto del mundo se olvidó de mí y, lo que es peor, yo también estoy empezando a olvidar a los demás.
Intento evocar una y otra vez tu aroma, no dejar que caiga en el pozo de la desmemoria. La ponzoña en la que vivo me atormenta y está empezando a ganar la batalla, la última de todas, la definitiva porque sé que si alguna vez olvido tu esencia, el leve lazo que aún me mantiene unido a la realidad se romperá y caeré en lo más profundo de la sinrazón. Los recuerdos perduran si la memoria se mantiene, pero las presencias se materializan con la simple existencia de un olor. Y tu aroma es deseo y yo deseo que estés siempre conmigo, aunque no pueda verte.


Mi propia existencia, mi ser, mi yo dependen de tu aroma. No me queda mucho tiempo; ya casi no recuerdo a qué hueles.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Holguras

Hace ya unos años que se ha instalado en nuestras vidas la dictadura de lo estrecho. Esta es la época en que los recortes y los ajustes son noticia permanentemente, y por su influencia en nuestro día a día son un tema recurrente en cualquier sesuda tertulia o en una conversación de barra de bar.
Bla bla bla..., seguid hablando mientras no os dais cuenta de lo que importa de verdad.
El gran problema de lo estrecho no es ese sino el totalitarismo de la moda que nos indica cómo debemos ir para no parecer alguien desactualizado. Porque si ya no dices cuando algo te gusta "esto es guay del paraguay" tampoco debes llevar un jersey de canalé holgado. No, ahora tienes que ponerte unos pitillos a ser posible ligeramente pesqueros, una camisa ceñida y una chupa bien ajustada. Y no, no caigas en la tentación de ponerte ese abrigo amplio y calentito que te tapa el culo cuando hace frío porque pueden mirarte mal o lo que es peor, de forma condescendiente si vas al típico garito de gente indie o guapa o las dos cosas. Que la época "Maravillas" ya pasó.
Así que sí o sí debes llevar algo estrecho, y para hacerlo con cierta dignidad o eres joven o estás bien hecho o te cuidas de seguir bien hecho cuando vas alcanzando una edad o, definitivamente, haces el ridículo.


Hay que estar preparado porque cuando llegan, las estrecheces muestran todos los defectos. Ay, qué lejos quedan los 90...

viernes, 2 de noviembre de 2012

Volver

La fortuna es caprichosa y si se presenta lo suele hacer inesperadamente y en forma dispar. Si alguien con poderes infinitos llamara un día a la puerta de mi casa y me preguntara cuál de esos poderes suyos me gustaría adquirir, yo, sin dudarlo, le compraría la posibilidad de viajar en el tiempo. Es posible que ese personaje me respondiera que ese no es un solo poder, sino dos.

-¿Dos?
-Sí dos, porque viajar en el tiempo puede ser hacia el futuro o hacia el pasado; por tanto son dos así que elige uno solo.

Bien, creo que no tardaría mucho en elegir: viajar hacia el pasado pues no tengo ninguna curiosidad por conocer el futuro y sin embargo me siento tremendamente atraído por todo lo que ocurrió en cualquier momento antes del día de hoy.
Desde luego que tengo debilidad por conocer acontecimientos de otras épocas y por cómo los vivieron las gentes de entonces, pero si quisiera viajar al pasado tendría motivaciones más poderosas. Volver sobre mis pasos y rectificar ciertas cosas, convertir algunas derrotas en victorias, reencontrame con ese cruce caminos y elegir -ahora sí- la dirección correcta, tragarme aquellas palabras que dije a destiempo, decir Sí en lugar de No... quién no lo ha pensado alguna vez.


Es tarde, creo que ya es hora de soñar dormido. Me voy a la cama.
¡Ding-dong!