lunes, 28 de enero de 2013

Quiero ser como tú

Amado y llorado Líder,
Sé que estás por ahí, que lo diste todo por nosotros pero marchaste a mejorar otras realidades, que te fuiste a construir más socialismo real en otras dimensiones, a organizar perfectas formaciones de soldados al paso de la oca en el cielo de Marx, ese lugar con cienes y cienes de huríes proletarias vestidas con sudorosos monos de fábrica levemente manchados y con uno de los dos tirantes caídos mostrando alguna sugerencia mamaria. Amado y llorado Líder, tu estirpe y sabiduría sigue entre nosotros con tu hijo, el Brillante Camarada, ese faro luminoso que da luz a nuestras vidas y nos dirige certeramente hacia la felicidad, y que mantiene tu heroico legado entre nosotros, tu querido pueblo, eternos deudores de tu obra. Amado y llorado Líder, todo te lo debemos a ti por eso cada día de mi vida doy gracias a tu padre -¡a nuestro padre!- el Presidente Eterno, por haber vivido bajo tu inspiración y haber disfrutado de la proverbial visión juché de la que dotaste a nuestra existencia. Decirte muchas gracias es agradecértelo demasiado poco.


Amado y llorado Líder, Líder llorado y amado; sé que es atrevido e inalcanzable lo que deseo, pero de mayor quiero ser como tú. O al menos saber quién es tu peluquero.

lunes, 21 de enero de 2013

Azules, muy azules.

Nervios, sudores fríos -también calientes-, palpitaciones, tensión, más nervios, temblores varios, confusión, desorientación, vértigo, vista borrosa, boca seca, tics descontrolados, pasos indecisos, ... Ansiedad.
Llegado el momento y a pesar de haberlo preparado mil veces, de haber memorizado preguntas y posibles respuestas como el maestro de ajedrez que mentalmente ensaya jugadas a favor y en contra, digo que llegado el momento solo hay balbuceos y ofuscación. Cada tema de conversación propuesto es más insulso que el anterior, cualquier intento de captar su atención se diluye en un mar de banalidades a cual más olvidable. Nada sale como has previsto, ni siquiera aparece la proverbial improvisación que siempre te ha salvado de todo tipo de situaciones; esto huele a fracaso absoluto. Es como si alguien se hubiera metido en tu cuerpo y te hubiera arrebatado tu personalidad para que parezcas el imbécil más grande de todos los tiempos. Lo peor de todo es que sabes que estos trenes suelen pasar una sola vez y si no saltas y lo agarras bien, te caes y lo pierdes.
Ahora estás magullado. Ese tren venía en marcha, las asas de sus barandillas eran resbaladizas y no supiste atraparlas con fuerza; te has quedado mirando cómo el humo de esa locomotora se diluye en la distancia. Más que el golpe duele la oportunidad perdida.


No aciertas a explicarte lo ocurrido pero de lo único que estás seguro es que desde el momento en que la miraste a los ojos ya no volviste a ser el mismo.

viernes, 11 de enero de 2013

Solo yo te veo a ti

Me acerqué a aquello que a lo lejos parecía otra cosa pero que una vez que lo tuve delante resultó ser algo totalmente distinto, mejor. Esperaba una señal y encontré toda una explicación; buscaba una nota y descubrí una sinfonía; creí ver un atisbo y la realidad me hizo topar con un hecho completamente consumado. Intuía humo y no me di cuenta hasta que llegué que eso era un volcán. De la prácticamente Nada que la lejanía podía simular a ese Todo que se mostraba esplendoroso ante mí. Lo que había tratado de localizar durante estos últimos años se me presentaba en un momento y lugar que no había podido imaginar y, sí, ahí estaba, yo lo podía ver, como si hubiera estado esperándome solo a mí durante siglos, aparentemente invisible para los demás. Yo buscaba y aún después de todo este tiempo sin nada a la vista mantenía con obstinación la misma confianza en encontrar; igual que ese pescador que desde hace años baja cada día al malecón y, perseverante, echa la caña esperando que por fin hoy pique una sirena.


Como a Ulises esa sirena se me apareció. Pero yo no iba a atarme al mástil del barco porque quería que su canto me sedujera, me llevara hacia ella y después me devorara.

miércoles, 2 de enero de 2013

¿Qué es lo que viene?

Podría ser peor pero confío que no. El mundo no se acabó pero afortunadamente el 2012 sí, y ya estamos instalados en un nuevo año que, por qué no, será recordado como aquel en el que empezamos a soltar el lastre de todas las mierdas -cada uno las suyas- que nos han hecho más infelices. Puedes preguntarte qué es lo que te puede pasar, dudar de lo bueno y lo malo, pero yo tengo grandes expectativas y creo -¡quiero!- que esto va a más y mejor. No es una pose forzadamente positiva, es que la esperanza que tengo ante la mejora de mis alrededores es tan grande que quiero -¡creo!- que venga cuanto antes; sé que así va a ser.
Es posible que no lo veas, que no lo conozcas, que lo ignores o no sepas nada de ello, pero algún día de estos aparecerá algo o alguien y ya todo será distinto y mejor. Confía.


Algo magnífico está a punto de suceder. Y te puede ocurrir a ti.