Aúlla el horrible sonido del despertador. Abriendo los ojos me vuelvo hacia el otro lado de la cama pero está vacía. Lentamente me incorporo, voy hacia el baño y me doy una ducha fría y rápida. Mi cabeza está congestionada, demasiado ron ayer. Me pongo la ropa de anoche, aún huele a ti. Bajo pesadamente las escaleras en dirección al comedor del hotel. No tengo mucho hambre pero me obligo a desayunar el café con tostadas que me ofrece la dueña del establecimiento. "Otro café más, tengo que despejarme". Encima de la mesa dejo unos billetes para pagar los días que he vivido allí: me marcho. Mi moto está en la puerta esperando a que la vuelva a montar y nos vayamos por fin. Salgo a la carretera, me detengo y dudo. Vuelvo la vista al hotel. La rabia inunda todo mi cuerpo. Tengo que irme de aquí de una vez. Lejos.
Suena Chris Isaak. Nadie puede entenderme mejor que él.
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