Dicen que el ser humano es inconformista por naturaleza pero lo que yo creo es que es un perenne insatisfecho. Cuando no tiene nada quiere algo, cuando tiene algo quiere todo, cuando tiene todo quiere más. Luego llega un momento en que se harta de la abundancia y ya no quiere nada; o más bien quiere lo contrario porque en realidad siempre busca algo. El ser humano siempre ha sido, de entre todos los animales, el bicho más raro.
Yo, que siempre he querido vivir en un lugar donde nunca hiciera frío -algún país lejano con primaveras o veranos eternos- abro cada mañana la ventana y veo lo mismo que ayer: un precioso cielo azul rematado por un sol que promete que el día será cálido. Debería estar encantado, pero no. Ahora quiero nubes plomizas, quiero haga viento, quiero que haga frío, quiero que llegue el otoño. Quiero escuchar a The Mary Onettes mientras miro cómo la lluvia moja lánguidamente el cristal de mi ventana.
Me gusta tanto el buen tiempo que quiero echarlo de menos.
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