miércoles, 5 de octubre de 2011

Dando en la tecla

Uno de los mayores logros musicales de los denostados años 80 del S.XX fue que el Synth-pop se estableció como un género que daría sentido a toda la década, influyendo (unas veces mejor que otras) en el resto del pop convencional que se haría a lo largo de ella. La presencia de los teclados en cualquier banda de pop era tan relevante como en las formaciones basadas esencialmente en los sintetizadores, y cobraban un protagonismo tal que les hacía estar a la altura de las guitarras o los bajos. Evidentemente no todos los grupos de pop que incluyeron "sintes" supieron hacer algo digno con ellos y eran más abundantes las canciones horteras que los temas con cierta calidad. Con el cambio de década los sintetizadores se disociaron del pop e iniciaron un camino en solitario bajo la férrea dictadura de la música electrónica. Los teclados dejaron de ser protagonistas principales dentro de la clásica formación de pop y si se mantuvieron después, normalmente actuaban de acompañantes en una segunda línea sonora.
Pero el poso quedó y, algunas décadas después, nuevas generaciones han echado la vista atrás y han tomado nota de lo que se puede hacer a los mandos de un buen Roland, un Moog o un Korg.


Son Hurts, tan teatrales y elegantemente vintage como los Visage de hace 30 años. Y esa sección de cuerdas ¡qué locura, oiga!

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