jueves, 13 de septiembre de 2012

Luces y sombras

Atención, escucha, baja la voz. Para ya con esa verborrea que parece un atasco de palabras sin sentido y que atraviesa el aire en vaivén. Deja paso al silencio, regálame un poco de quietud, permíteme que disfrute del sonido de la nada. Necesito un rato sin distorsiones, calma para mis oídos, paz para mi alma, un momento para sentirme el único ser humano de la Tierra.

El viento sopla levemente en forma de brisa vespertina desordenando aún más tu flequillo. Los últimos rayos de sol se resisten a dejar de iluminar tu cara y, aunque te he visto así miles de veces, esta es de esas ocasiones en las que si pudiera pararía el tiempo para poder vivir ese instante en pausa como si estuviera dentro de una fotografía.

Creo que ya he estado aquí. Esto me suena ¿a ti no? Lo recuerdo así como en una nebulosa; ya sabes que la memoria no es mi fuerte pero estoy seguro de no equivocarme. Conozco este lugar, reconozco el olor, ese inconfundible aroma a deseo en el que tú y yo nos encontrábamos de vez en cuando. Sí, ahora recuerdo más nitidamente. Yo he pasado por aquí muchas veces y tú venías siempre conmigo.


- Voy bien por este camino, ¿verdad?
- Solo si no te importa llegar dando un rodeo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario