miércoles, 20 de febrero de 2013

Todo lo que tenías entonces era tiempo

Latín ¿a quién le importa el latín? Ese idioma hace siglos que nadie lo habla ¿por qué tengo que aprenderlo? ¿para saber qué dice el Papa cuando sale al balcón del Vaticano? A mí qué me importan las cosas del Papa, yo lo que quiero es que esta clase se acabe de una vez.
Francés, ese idioma sí que lo veo útil. Por ejemplo, para entrar a esas francesitas que vienen de excursión a la ciudad ahora que empieza la primavera. La mayoría son demasiado blanquitas, con la cara sonrosada y no son muchas las que merecen la pena pero... ¡esas sí que saben todas latín!
Cinco minutos, solo cinco minutos para que sea la hora y suene por fin el timbre. ¿Qué pasa con el timbre hoy, no va a sonar nunca?  A ver si el bedel se ha quedado dormido otra vez y se le pasó apretar el botón.
El reloj yo creo que no anda bien, seguro que va más despacio porque esta clase se me está haciendo eterna. Coñazo de Julio César y las Galias, las rosa rosae, Séneca y los Idus de Marzo; molan más Asterix, Obelix y los jabalíes asados, por Tutatis.
La última clase del día siempre se hace demasiado larga pero si encima toca Latín, la tortura ya es a cámara lenta. Bueno, es peor cuando hay Filosofía.
Eh, que han tocado el timbre.... pero ¿este tío es tonto o qué? No deja marcharnos aún ¡Que le den a los acueductos y a las declinaciones...!
Oiga, tengo cosas que hacer, suéltenos ya. Joder, tengo que salir rápido de esta clase a ver si la veo. Sí, a ella, y ella tiene que verme a mí, fijarse en mí, saber que existo por eso debo ir rápido a la puerta de su clase y esperarla a la salida. Porque no quiero que pase un día más sin que ella no necesite estar conmigo.


"Nihili est qui nihil amat"

2 comentarios:

  1. Has conseguido retrotraerme a mi época de 2º de B.U.P. con el tostón del Latín, tu relato habla exactamente de mí, o por lo menos lo he vivido como si de mí se tratase, enhorabuena por el relato. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Te agradezco mucho tu comentario. De repente me entró un ataque de nostalgia y rápidamente me trasladé a mi época de instituto en una pequeña ciudad de provincias.¡Ay, esas primeras andanzas amorosas...!
    Muchísimas gracias y abrazos.

    ResponderEliminar