viernes, 2 de noviembre de 2012

Volver

La fortuna es caprichosa y si se presenta lo suele hacer inesperadamente y en forma dispar. Si alguien con poderes infinitos llamara un día a la puerta de mi casa y me preguntara cuál de esos poderes suyos me gustaría adquirir, yo, sin dudarlo, le compraría la posibilidad de viajar en el tiempo. Es posible que ese personaje me respondiera que ese no es un solo poder, sino dos.

-¿Dos?
-Sí dos, porque viajar en el tiempo puede ser hacia el futuro o hacia el pasado; por tanto son dos así que elige uno solo.

Bien, creo que no tardaría mucho en elegir: viajar hacia el pasado pues no tengo ninguna curiosidad por conocer el futuro y sin embargo me siento tremendamente atraído por todo lo que ocurrió en cualquier momento antes del día de hoy.
Desde luego que tengo debilidad por conocer acontecimientos de otras épocas y por cómo los vivieron las gentes de entonces, pero si quisiera viajar al pasado tendría motivaciones más poderosas. Volver sobre mis pasos y rectificar ciertas cosas, convertir algunas derrotas en victorias, reencontrame con ese cruce caminos y elegir -ahora sí- la dirección correcta, tragarme aquellas palabras que dije a destiempo, decir Sí en lugar de No... quién no lo ha pensado alguna vez.


Es tarde, creo que ya es hora de soñar dormido. Me voy a la cama.
¡Ding-dong!

2 comentarios:

  1. Tal cual PapáPop, yo también cogería ese poder y encima, para lo mismo, aunque lo ideal, sería tener los dos e ir comprobando en el futuro las reformas del pasado, porque a lo mejor, estamos estropeandolo más. Un poco complicadillo el tema. Un abrazo y abre la puerta.

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  2. Viajar en el tiempo... un gran poder. Pero en cuanto al futuro, prefiero que éste me sorprenda y una vez llegado allí, según la secuencia natural de la vida, si no me gusta lo que hay podré cambiarlo viajando de nuevo al pasado para rectificarlo.
    Sí, un poco complicado todo, jeje. Un abrazo Sillóndepapá.

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