lunes, 12 de noviembre de 2012

Que se pare el tiempo

Oye, han llamado a la puerta de nuevo. Quien quiera que sea ha pasado de utilizar el timbre y esta vez ha aporreado la madera. Ssshh... calla, no digas nada, no estamos para nadie, metámonos bajo las sábanas. Estoy tan bien aquí contigo... ¿es que ya no respetan nada? Ya pueden llamar todo lo que quieran, no pienso abrir... ¿no se dan cuenta de que no voy a abrir? Espero que los mayas acierten, que se vaya el mundo a la mierda y pronto no quede nadie. Nadie menos tú y yo. 

Contigo me siento bien, me siento fuerte, nada me parece imposible a tu lado, tu compañía no es como las demás, eres especial. Qué sería de mí si no te viera cada día; es tan duro cuando llega el momento de irme que aunque haya sido hace un minuto ya me parece ayer. O un año. Cada vez que estamos juntos quiero parar el tiempo. Necesito verte mañana, pasado, siempre; llegar aquí y saber que estás porque este lugar es fantástico como si estuviera hecho solo para nosotros.

Otra vez. Dejen de golpear la puerta, dejen de gritar. Pero qué les hemos hecho ¿qué hora es para molestar de esta manera? Déjennos en paz.


- ¡Eh imbécil! Sal de una puta vez que ya es la hora. No te voy a hacer rebaja por mucho que vengas por aquí. La chica tiene que seguir trabajando y si quieres estar más, pagas otra vez.

4 comentarios:

  1. Macho guey! Siempre lo seré

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  2. La verdad es que en muchas facetas de la vida, siempre hay alguien que te chafa el momento, aunque a veces, el momento, no es tanto como tu imaginación lo desea. Buena historia, un abrazo PapáPop

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  3. Aunque digan que la realidad supera a la ficción, para mí la imaginación siempre será más poderosa que la tozuda y a veces triste realidad. Gracias y abrazos Sillóndepapá.

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