sábado, 31 de diciembre de 2011

El último de este año (o el primero del que viene)

Mientras yo hago congas con canciones de hace 50 o 60 años -por lo menos- en salones decorados con motivos de pasados siglos y tiempos mejores, otros con otras circunstancias distintas a las mías se subirán durante esta noche a una suerte de carrera hacia la diversión total. Se supone que esta es la noche del desenfreno, de la fascinación, de los dioses Baco y Eros, en la que todo está permitido, y lo que en otras noches se sugiere en esta se muestra, cuanto más mejor. Podemos, tenemos y debemos sacar la parte pícara que todos llevamos y dentro de unas horas recibir el año con media sonrisa en la cara, producto de las malas compañías que siempre son las más divertidas. Hoy es una noche en la que se debe salir de un punto A (tu casa, por ejemplo) y a la hora de volver, hacerlo a un punto B (la casa de otra persona) y dormir allí. O, al menos, acostarse.


Nos vemos a la vuelta. Tenemos cosas que contarnos.

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