jueves, 8 de diciembre de 2011

Polvo, sudor y lágrimas

Después de estar dentro de ella me echo a un lado soltando un largo suspiro. Por esta noche ya está bien y además veo a través de la ventana del fondo que empieza a clarear. Prefiero hacerlo con poca luz y en silencio para que el tacto, el olfato y el gusto dirijan mis sensaciones. Sí, tiene una piel suave y con un aroma delicado; está claro que sabe cuidarse, sabe gustar y, sobre todo, sabe muy bien. He probado cada palmo de su cuerpo y es exquisito, diferente, un placer. Ninguna sabe como ella... me gusta.
Estoy agotado pero es hora de largarse de aquí. No quiero volverla a ver.


Hace un buen rato que todo acabó y aún sigo sudando. Tengo que quitármela de la cabeza.

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