jueves, 2 de febrero de 2012

De donde vengo no hay nada

Esta tierra es seca y solo da dos tipos de productos que no necesitan mucho para crezcan abundantemente: el mejor cereal y los soldados más duros de toda Europa. Lo uno da de comer a los otros, y estos dan gloria al país. Solo unos pocos han hecho que se hable de todos nosotros y se respete nuestra presencia en cualquier reino del Viejo y el Nuevo Mundo. Esta tierra áspera, difícil y austera que marca el origen de aquellas gentes, es un lugar del que huir y al que solo se vuelve si las glorias y el oro permiten una vida plácida y regalada. Ellos saben que el destino que desean alcanzar es casi un imposible y pocos serán los que repitan lo que algunos hicieron en Nueva España o Perú. Pero los mayores contratiempos no merman el ímpetu de un soldado que, buscando su particular paraíso, sabe que mantener honor y honra es esencial para poder llevar la cabeza bien alta; lo demás no importa. Aunque una bolsa llena de doblas nunca viene mal, qué demonios.


La tierra de la abundancia está allí. ¿No la ves?

No hay comentarios:

Publicar un comentario