miércoles, 3 de agosto de 2011

Viva Las Vegas

Que si estaba pasado de kilos y de drogas, que si era puro histrionismo, que si se le iba la olla y se ponía a hacer llaves de kárate en mitad de un concierto, que si llevaba trajes con más chorreras que en una boda gitana, que si se le olvidaban las letras de las canciones... da igual. La época de Elvis en Las Vegas es absolutamente reivindicable por todo eso y por los pedazo de interpretaciones al límite casí infinito que daba su vozarrón de barítono de Misisipi. Esta etapa es, a su manera, tan vanguardista como lo fue la del rock'n'roll de los '50, y los que dicen que después de hacer el servicio militar en Alemania Elvis ya no era el mismo, se equivocan: era él mismo multiplicado por mil. Osea, mucho mejor.


Nos vemos en Graceland.

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